Pero esta pureza puede cambiar pronto. La Junta de Gobernadores de la NBA, formado por los propietarios de las franquicias, va a discutir el próximo mes de abril la posibilidad de incluir marcas comerciales en los uniformes del equipo, algo que en la WNBA femenina es posible desde 2009.
Un estudio de Horizon Media, citado por Sporting News, valoraba en 31.18 millones de dólares (unos 23.7 millones de euros) el valor de imagen de un logo situado en el uniforme del equipo en una retransmisión televisiva. Esta estimación no incluía el impacto de repeticiones y “highlights”, o de su emisión online, un extra muy suculento teniendo en cuenta el eco mediático de la NBA.
Rick Welts, jefe de operaciones de los Warriors, tuvo en su época en Phoenix un papel clave al cerrar un acuerdo con LifeLock, una empresa de protección de datos personales, para patrocinar la camiseta de las Mercury de la WNBA, abriendo la puerta a este tipo de esponsorización. Welts afirma que este tipo de patricionios acabará siendo “inevitable. Sólo tenemos que llegar a un acuerdo sobre su valor y sobre cómo será”.
Por tanto, uno de los últimos bastiones de romanticismo que quedaba en la NBA podría tener sus días contados.